martes, 13 de enero de 2015

No necesito titulo para esto.

Cada mañana, cuando subo hacía el instituto, esa cárcel de hipocresía y falsos amigos, lo único que pasa por mi cabeza, es que pase algo diferente... Algo inusual. Algo que cambie mi día, o al menos, que no lo haga tan vacío como el resto. Incluso llego a pensar en que algún conductor despistado me pase por encima solo para no tener que fingir estar bien, cuando realmente, estoy destrozado por dentro.
Ese "circulo de amigos" que tengo, bueno, digamos que no están interesados en ver más allá de los cristales de mis gafas. Mientras ríen y hacen las cosas de siempre, o se van a fumar, yo me quedo sentado, o de pie, lo mismo da, oyendo música para intentar olvidarme de donde estoy... Pero eso nadie lo ve, porque nadie se para a preguntar tampoco. Y, joder, estoy cansado de poner buena cara cuando realmente, quiero romper a llorar o romperme los nudillo con lo primero que pille... Pero no. Ya no volveré a hacer eso. ¿Qué arreglo autodestruyendome? Para eso ya tengo la marihuana y el alcohol, que más o menos, hacen el papel que busco. No... No sé por que sigo yendo ahí, donde siempre, si siempre estoy solo... O al menos, me siento como tal. Es más, más de una vez me he planteado no volver por ahí... Emigrar, por así decirlo, a otra zona donde pueda estar solo. Así tal vez, deje de fingir estados de animo que no son el o los míos. Sí, "los", porque muchas veces, siento dolor, rabia, resignación, frustración, pena, y demás al mismo tiempo... Y aun así, tengo que sonreír. 
Estoy cansado, de verdad que sí... No puedo más con toda esa farsa día tras día, día tras día... Es realmente agotador tener que vivir bajo una mascara. De verdad, no sé como conseguís ser tan hipócritas y tener la sangre tan fría. 
Si cada día vuelvo a mi casa, y nada más cruzar la puerta de mi habitación, me hundo de nuevo... Como si una sensación de depresión absoluta me arrastrara al fondo de todo lo oscuro que llevo dentro... Es uno de los motivos por los que suelo llevar gorro, la verdad. Me tapa la cara, lo cual es genial por dos razones:
1- Me doy un asco profundo y absoluto.
2- Oculta mi mirada, y eso evita que la gente que no quiero que vea lo que no tiene que ver, lo vea, por paradójico que parezca.
Y... Lo único que pido, es que me dejen solo, o bien, que me den un abrazo de verdad... De esos que solo dos o tres personas me saben dar y me calman de verdad... Pero tal y como están las cosas en mi entorno, si es que aun queda, es muy, muy difícil...

No hay comentarios:

Publicar un comentario